Izar Beltz Zinekluba: Roma, Ciudad abierta (Ciclo: Cine y resistencia armada)

K/ Medina de Pomar, 9 (1er piso) IRALA

Ciclo: Cine y resistencia armada

Abenduak 9   19:00etan

Roma, Ciudad abierta

(Roma, città aperta) 1945

Roberto Rossellini

100min. 

Roma, ciudad abierta: Contexto, mensaje y modernidad

1945. Justo en ese año, el del fin de la Segunda Guerra Mundial, surge la película que daría a conocer al mundo entero el movimiento cinematográfico que más tarde se etiquetaría como Neorrealismo. Destacar el año de su realización no es cuestión de poca importancia. Italia se había librado apenas un año antes de Mussolini y su gobierno totalitario, y de su colaboración con el régimen nazi, que había invadido media Europa. Por eso realizar una película donde podemos ver la situación de un pueblo (el italiano) que se une y colabora para hacer frente como puede, cual David contra Goliat, al todopoderoso enemigo fascista/nazi, hacerlo desde una óptica casi naturalista, en escenarios la mayoría de ellos naturales (exteriores e interiores), con actores (a excepción de Anna Magnani y Aldo Fabrizi) desconocidos o no profesionales, en ese año, y en Italia, bastaría para colocar a Roberto Rossellini, su director-coguionista, en un lugar destacado de la historia del cine.

La valentía de su propuesta sólo es comparable a la de Chaplin y El Gran Dictador, de 1940. La trama de la película (paradójicamente ficticia) queda trascendida por la inmediatez del trasfondo y su circunstancia, esa Roma que vemos en el primer plano de la película, en una panorámica que nos la muestra aparentemente tranquila, pero que esconde por sus callejuelas los desfiles de las brigadas nazis y sus siniestras actividades, mostradas en los no menos siniestros planos siguientes. En concreto el plano en el que vemos por primera vez a los soldados cantando y desfilando alegremente por una oscura calle al amanecer es de una fuerza impresionante, y podría servir perfectamente como resumen del Neorrealismo en su totalidad. Es un plano que no me atrevería a asegurar si se realizó expresamente para la película o si proviene de algún documental realizado tiempo antes, pero de tal desnudez y realismo que podríamos inclinarnos por esta opción.

El hecho que Rossellini fuera documentalista durante sus primeros años de cineasta también apoya esta segunda teoría, a la vez que justificaría la primera. Y ahí radica el impacto de Rossellini: su cine puede parecer a primera vista desaliñado, descuidado, pues sus películas no parecen responder a una puesta en escena concreta (por lo menos lo que se venía entendiendo hasta entonces por puesta en escena). Desde luego no encontramos en esta película, ni mucho menos enPaisà[i] o Alemania, año cero[ii] algo parecido a lo que se venía haciendo en el cine de Hollywood de los años 40 (salvo algunas excepciones), con sus grandes películas hechas en estudio, pero tampoco algo parecido a lo que se hacía mayoritariamente en Francia, se había hecho en Alemania, y se seguía practicando en la URSS (esto es, el realismo poético francés, el expresionismo alemán, y el cine propagandístico soviético).

Por el contrario, tenemos una película cuyo tratamiento es menos enfático, tanto a nivel visual como narrativo, dejando más libertad al espectador para descubrir en cada plano un trocito de realidad, un pedazo de vida arrancado a esa Italia dolorida de los años 40. Por supuesto que también hay planos-contraplanos, diálogos brillantes, montaje paralelo y hasta humor/suspense Hitchcockiano (la escena en la cual Doña Pina se empeña en llevarle los libros a Don Pietro para ahorrarle peso, cuando en realidad es un paquete importante que el párroco ha de entregar a un miembro de la Resistencia), pero todo esto sirve para hacer resaltar otros aspectos más novedosos, como la espontaneidad de la interpretación (incluidos secundarios y hasta figurantes), el naturalismo de la fotografía (la mayoría con luz diurna en exteriores), el realismo de los interiores con esos portales y rellanos de paredes desconchadas, y la crudeza de ciertas escenas (como la muerte de Doña Pina en medio de un tumulto provocado por una redada o la ejecución final y la tortura hasta la muerte de Giorgio, uno de los protagonistas principales).

Todos estos factores provocan que el mensaje socio-político de la película (la resistencia de un pueblo frente a su opresor) cobre una fuerza inusitada y prácticamente la película suponga el nacimiento del cine moderno (aunque para algunos lo fuera antes Ciudadano Kane, y para otros lo será luego Al final de la escapada). Esta circunstancia, la del relevo que la película parece anunciar con su nuevo estilo, tiene un paralelismo en la misma trama de la película, con la utilización de los niños como futuro liberador y lleno de esperanza. Los niños en Roma, ciudad abierta[iii] mantienen en todo momento una actitud resistente frente al tirano, llegando incluso a realizar actos violentos con pequeñas bombas de fabricación casera, aunque sean tratados por sus no movilizados padres como de travesuras nocturnas. En todo momento los niños demostrarán admiración por los adultos resistentes, y, al final, serán testigos impotentes del trágico desenlace de la película, no sin antes dejarle claro a Don Pietro que ellos seguirán la lucha. Por eso, el último y legendario plano de la película, que nos muestra a los niños dolidos pero íntegros, marchando de espaldas a cámara hacia una Roma que pronto será liberada, podría interpretarse tanto como un canto a la esperanza para el pueblo italiano, como un anuncio de la llegada de nuevos cineastas al Cine italiano, encargados de renovarlo y darle prestigio internacional.

Podríamos decir que esos niños que marchan de espaldas a cámara son ViscontiFellini,AntonioniDe Sica, el propio Rossellini

Javier Gómez


[i] PaisàRoberto Rossellini, 1946.
[ii] Germania, anno zeroRoberto Rossellini, 1948.
[iii] Roma, città apertaRoberto Rossellini, 1945.

Sin duda la película que proporcionó las bases y dio el impulso al neorrealismo fue sin duda Roma, ciudad abierta, y me atrevería a decir que en concreto un personaje: Pina, interpretada por Anna Magnani. Es cierto que ya se habían hecho algunas películas en este contexto por parte de Blassetti (Sole, 1928) o Visconti (Obssessione, 1943) en Italia, o Ford (Las uvas de la ira/The Grapoes of Wrath, 1940 con Tom Joad-Henry Fonda) en USA, pero en este personaje podemos ver reflejado el espíritu de todos los que vinieron después, desde el ladrón de bicicletas o el pescador de La terra trema (1948) hasta el Joe de Ken Loach. Es la actitud ante la vida de esta mujer, su lucha, su casa, sus ambiciones y su solidaridad lo que ha pervivido como ejemplo y modelo en el cine, con una profundidad y humanidad que desde entonces ha inspirado a muchos otros personajes (a sus creadores, debería decir) y, desde luego, a nosotros como espectadores.

                                                                                                                                                                                                         Javier Castro